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Fue uno de esos sueños en los que parece ser que tienes una misión que realizar o un deber que cumplir, aunque no sabes con claridad el objetivo final. Recuerdo estar en una playa y tomar un bote de remos con mi compañero amoroso y una amiga. Nos adentramos en el mar y luego empezábamos a “bucear”, aunque era algo más como abnea porque nadie tenía equipo. Pasamos horas debajo del mar viendo peces de colores, nadando y divirtiéndonos con el mundo marino. Recuerdo salir a la superficie y no encontrar el bote, así que nadábamos mucho hasta unas rocas llenas de gaviotas y otros pájaros azules. Estuvimos sentados en superando en medio del mar un buen rato, hasta que cayó el atardecer. Ya cuando era totalmente de noche, caminamos por la pequeña isla de rocas y se había abierto un largo camino que llevaba a la playa. Toda esa parte la recuerdo muy difusa, pero al llegar a la playa había mucha gente enterrando pedazos de auto, jaulas con aves, peines, platos. Parecía una locura colectiva muy intensa. Tengo aún una sensación extraña de frustración por esas imágenes tan bizarras. Atravesamos a los locos de la playa y tomábamos una motocicleta en forma de banana, como esos inflables que luego están en las playas para que los turistas se diviertan en las olas. Solo que esto era como una gran motocicleta. Nos recuerdo huyendo a un lugar muy específico, pero no recuerdo cuál fue o si logramos llegar a él.

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