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Recuerdos vagos de verla a ella, tomando un té con él y saber qué por eso las cosas no estaban bien, ella se veía triste, chupada. Recuerdo querer escapar y tumbar las paredes que me rodean, tirar con mis ganas una de las paredes del jardín. Creo que la playa estuvo con nosotras. Recuerdo un camino estrecho rodeado de muchas plantas, grandes pastizales que después de la curva ya no era nuestro, y recuerdo meterme en el bosque para perderme. Me encontré a su padre mucho más joven, supe entonces que era un jardín mágico. Tenía la piel morena y el pelo muy oscuro y nos metíamos todas dentro de la flor. Estaba pegajosa pero no se sentía feo. Queríamos entrar a un edifico, queríamos sacar algo de ahí, no sé cómo convencimos a la guardiana y comenzamos a bajar por unas escaleras de ladrillo cada vez más húmedas y más frías que dibujaban con sus figuras. Mi mano recorría la pared sin despegarse sintiendo así la profundidad de la tierra en la que nos nos adentrábamos. Hasta abajo ya estaban todos y estaba también un hombre con una pequeña caja de madera que era lo que buscamos durante tanto tiempo. Un alacrán sin escamas amarillo con plateado y cola de látigo lo defendía. Picaba con un humo que se metía por tus poros y dejabas de existir. En este lugar las paredes dejaban de ser de ladrillo para convertirse en piedras color tierra clara que subían irregularmente hasta la única entrada de luz que podíamos ver. Salí de ahí para encontrarme que estaba saliendo de un pozo en Coyoacán. Salí yo pero no las demás así que me quedé a esperar que pudieran hacerlo. Pelee con un torero de capa mágica para mandarles el mensaje por el pozo de su plan de escape y las encontré caminando en las calles con la caja de madera envuelta en trapos de tortilla, llenas todas de felicidad de estar junta y estar bien. Mucha gente me impedía llegar al edificio, yo solo quería ir. Al baño. Había un marcha, una protesta. Cuando por fin logré entrar los elevadores solo no pararon de subir y bajar conmigo dentro de ellos, eran como cajas de metal que hacían mucho ruido cuando se movían y solo tenían dos botones 0 y 1. Cuando por fin lo logré llegué a una discusión de porque protestaba toda la gente afuera tenía algo que ver con la prostitucion y al parecer había viajado en el tiempo porque era una revolución histórica ya vivida. Lo último que recuerdo es no tener papel.
En las calles de Coyoacán me encontré con la gente de mi primaria, habíamos hecho planes para vernos esa noche después de la protesta. Caminamos por losas callejuelas de Coyoac an depronto vi que alguien tenía el último libro de harry Potter.yo no sabía a quien estaba siguiendo y en cuanto el libro se abrió la historia pasó a ser la de el. Ahora en un cementerio con cerezos y una red que te deja subir por las paredes estoy de rodillas reimaginando a voldemort con piel y escamas rojas. Estamos ahí porque nos escapamos de hogwarts y es un mundo en el que ellos ganaron. Lo último que recuerdo es estar leyendo sobre pocahontas en una red que se suspende en la nada y que llegue un hombre muy fuerte y Moreno a besarme. Me quería, nos queríamos.

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