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En mi vieja escuela primaria, llegando a jugar un partido de fútbol en su magnífica cancha empastada.
Más allá de la barda limítrofe, se logran ver los tableros de las canchas de básquet.
Sirve para introducir a Marco mi hijo, al espacio sagrado que estamos a punto de entrar.
Por tratarse de un evento sin igual, nos acompañan en el vestidor, Bora Milutinovic, Mejia Barón y mi hermano Fernando, quién seguramente convocó a los otros dos. A Marco le acompañan un par de amigos. claro digo yo, por influyentismo, sus amigos más importantes para tal evento. El hijo del subsecretario y el del narrador apasionado del fútbol, que estará más que interesado en presenciar el encuentro de tanta figura.
Antes de salir a la cancha, ya ansiosos por la ausencia del rival, Bora nos pregunta a los mayores si habíamos recordado traer el dinero del 4to arbitro que usualmente no aparece en estos partidos amateurs.
Como bien interpreta Maria (quien seguro estaba detrás de todo y sería nuestra DT), se trata de buscar al árbitro que concilie mi reciente descalificación para ingresar al Posgrado en Sostenibilidad. La edad pudo ser facto, añade tajante nuestra DT.

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