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“Somos humanas” me dijo su mirada al verme a los ojos y la persecución se volvió solo un ritual más, ya no era en realidad que quisieran matarnos en el momento en el que cruzamos las puertas de aquel templo comenzamos a huir de ideas, no tanto de personas. Recuerdo que comenzamos a correr cuando vimos a los “conservadores” llegar con bayonetas a la plaza central, corrimos queriendo alejarnos del centro, de lo turístico pero nos tenían acorraladas y es una ciudad que apenas conocíamos. Entonces corrimos de vuelta al templo, recuerdo que me impresionó no perder el aire sino hasta las escaleras. A partir de ese momento y en todo mi sueño no dejé de correr, de huir de algo o alguien.

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